El verdadero éxito de la educación consiste en formar buenos ciudadanos capaces de mejorar la sociedad y no sólo su currículum personal.
Los niños y jóvenes no son los ciudadanos del futuro, son ya ciudadanos capaces de provocar cambios en su entorno.
Resulta que además, hacer un servicio a la comunidad, ayudar a los otros, es uno de los métodos de aprendizaje más eficaces, porque los niños y niñas encuentran sentido a lo que aprenden (sobretodo valores) cuando aplican sus conocimientos y habilidades en una práctica solidaria.
Aprender a ser competentes siendo útiles a los demás.
Y lo estamos poniendo en práctica gracias a miembros de la comunidad educativa , comunidad a la que pertenece no sólo la familia, niños y educadores, sino todas las personas del entorno que contribuyen a la educación de los niños.
Y entre ellos están, como no, los taxistas que los acompañan día a día. A la hija de uno de ellos tenemos que agradecer todos los juguetes y cuentos que ha donado para los niños y niñas que tienen menos recursos.
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