A nuestro alrededor hay infinidad de elementos que pueden pasar desapercibidos pero que si miramos con detenimiento podemos encontrar su encanto.
Sólo hace falta "mirar con ojos de niño" y dejar que lo más cotidiano se vuelva mágico.
Y así es como los amigos y amigas han demostrado (una vez más) la grandeza de sus descubrimientos.
¡otro día le tocó a otro fruto, las naranjas! y nos dimos cuenta que éstas no tenían semillas . . . (Qué curiosos somos, verdad?)
No hay comentarios:
Publicar un comentario